Los expertos animan:" El síndrome postvacacional solo dura dos semanas "

31.08.2015 14:14

Aunque no es una enfermedad ni requiere tratamiento y desaparece en dos semanas, los expertos recuerdan que la mitad de los trabajadores se ve afectado por el síndrome postvacacional. También dicen que puede prevenirse evitando que las vacaciones sean muy largas y con una actitud comprometida en el desarrollo del trabajo.

Según la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles (Arhoe), cerca del 35% de los trabajadores entre 25 y 45 años sufre los síntomas más graves del síndrome de estrés vacacional que, aunque no suele durar más de dos semanas, provoca algunos problemas de adaptación en los trabajadores. Esta situación de estrés la suelen padecer principalmente adultos con hijos, que ven un desajuste en su cotidianidad tras un largo periodo de descanso y tener que afrontar la vuelta al trabajo mientras sus hijos aún no se han incorporado a las clases.

Por ello, Arhoe recomienda gestionar adecuadamente el tiempo, a partir de unos horarios racionales para evitar que la vuelta a la normalidad, tras las vacaciones, suponga un trauma.

La psicóloga y ‘coach’ Elisa Sánchez Lozano, que se opone a las vacaciones de más de dos semanas, llama a reflexionar: “Algo que nos tenemos que plantear todos es que si volver es una tortura debemos analizar si ése trabajo es el que queremos realizar, si estamos comprometidos con ese puesto y la empresa o qué es lo que está pasando cuando lo vemos tan negativo. Si tendemos a polarizar vacaciones como bueno y trabajo malo, fin de semana como bueno y el resto de días un horror estamos predisponiendo al cuerpo y a las emociones a no estar activados para ello”.

Sánchez Lozano, a pesar de contar con que muchos trabajadores están a disgusto por la merma en las condiciones laborales que ha provocado la crisis económica, es contundente. “Siempre se pueden poner en marcha medidas para acercarte al trabajo que deseas o al tipo de empresa que se busca o comprometerte con ese trabajo viendo lo positivo que tiene”, aseguró a Servimedia.

“También es triste dedicar ocho horas diarias a algo que no nos gusta. Es cuestión de actitud y de tomar decisiones”, concluye esta experta del Colegio de Psicólogos de Madrid, que incrementa el porcentaje de posibles afectados hasta el 57% de las personas que vuelven al trabajo.

CONDUCTAS COTIDIANAS

Aunque las recomendaciones son muchas para la adaptación al retorno laboral, la Arhoe trata de ahondar en soluciones a largo plazo. Anima a los trabajadores a utilizar la última semana de agosto y la primera de septiembre como “periodo de transición”, pero también a asimilar una serie de conductas cotidianas.

Puntualidad, optimizar el uso del tiempo y no quitárselo a los demás, aumentar la productividad con una mayor cultura de la eficiencia, reducir el tiempo de las comidas e incrementar el dedicado a la familia y el ocio son otras de las recomendaciones de la citada comisión, que también invita a las empresas a repartir las vacaciones en varios periodos y a implantar la jornada intensiva en la primera mitad de septiembre.

María Jiménez, de la junta directiva de Arhoe y experta en prevención de riesgos laborales, subraya especialmente la incidencia que estos desajustes en la cotidianidad puede tener en los menores. Por ello, Jiménez insiste en “la falta de racionalización de horarios”, a la que contribuye el ‘prime time’ de las televisiones y que los niños aún no hayan comenzado los horarios habituales del colegio. “Son causas que acentúan mucho más el estrés”, recalcó a Servimedia.

La experta también advierte que “si se dividen los periodos vacacionales hasta en tres partes, se concilia mucho mejor”.

FRIVOLIDAD

Por su parte, Valentín Martínez-Otero, doctor en Psicología y profesor de la Facultad de Educación de la Universidad Complutense de Madrid, desmitifica que la insatisfacción laboral, el estrés postvacacional sea considerada una “frivolidad”, cuando muchas personas están desempleadas.

“Precisamente ese malestar sería un indicador de cierto descontento frente a las propias condiciones del trabajo, que tienen unos parámetros objetivos y analizables y otra parte subjetiva como vivencia personal ante el empleo”.

El doctor también se refiere a cómo puede afectar la vuelta a la normalidad a los más pequeños, pues “los niños también tienen que adaptarse”. Acomodarles los horarios al escolar, establecer unas pautas ordenadas de sueño, vigilia y alimentación y “destacar lo que tiene de positivo el retorno a la escuela, como el retorno con los amigos y el aprendizaje de nuevos contenidos”, son algunos de los antídotos a este síndrome entre los más pequeños.

¿COSA DE NIÑOS?

Gerardo Rodríguez, coordinador del Comité de Actividad Física de la Asociación Española de Pediatría, dice que su colectivo no tienen datos del síndrome y tampoco le prestan "mucha atención en los foros pediátricos”, aunque eso no significa que no exista, pues entienden que “es una fase adaptativa natural” y que se da especialmente entre los adultos.

No obstante, Rodríguez pide seguir un proceso “paulatino” de adaptación en la vuelta al colegio, proceso en el que la actividad física puede compensar la actividad intelectual. Sin embargo, el doctor recomienda a los padres que si se detecta algún caso de inadaptación, que según él puede darse en aquellos niños que vayan por primera vez al colegio, que se consulte a los expertos.

Otro consejo, esta vez del psicólogo Martínez-Otero, es que los jóvenes elijan bien su futuro profesional escuchando a sus vocaciones pero “que tengan salida” para evitar frustraciones, cuando el panorama que se presenta en España en este sentido es “angosto”.

Además, añade, es clave el aprovechamiento del tiempo libre "de cada día y el fin de semana": "No sólo es cuestión de pensar que quedan once meses hasta las próximas vacaciones, sino que haga una distribución del tiempo libre diario, porque si no uno ya se puede desesperar del todo”.

Y como en todo, contra el síndrome postvacacional, los expertos apelan al sentido común y a que el tiempo todo lo cura. “El retorno a las situaciones habituales genera en algunas personas ciertos síntomas de ansiedad, decaimiento, preocupación y a veces pensamientos negativos asociados al propio trabajo y una falta de energía. Esto es completamente normal y perfectamente comprensible, porque se ha disfrutado de un periodo más o menos largo de inactividad y liberación de horarios y el hecho de volver a ajustarte a los mismos y reencontrarte con una serie de obligaciones y tareas pendientes genera en mayor o menor medida malestar postvacacional, que a lo sumo remite en un par de semanas”, concluye Martínez-Otero.